Parlamento Veracruz
Juan Javier Gómez Cazarín
Hay secretos a voces que no por haberse asumido como verdad durante décadas su confirmación pública produce menos sorpresa. Es decir, ya lo sabíamos, pero nos asombra que ahora sea descarado.
Es el caso de la alianza, soterrada antes, a los cuatro vientos ahora, del PRI-PAN-PRD en Veracruz.
A la usanza de los amantes clandestinos que un buen día deciden entrar caminando de la mano a un restaurante o una fiesta, los dirigentes de esos partidos dejaron el pudor para otros tiempos, se blindaron contra el corrosivo “qué dirán” y revelaron a la sociedad que están, como siempre han estado, embarcados en el mismo proyecto, comiendo del mismo plato, succionando la misma ubre, tapados con la misma cobija, cortados con la misma tijera.
No es descabellado que el denominativo “PRIAN”, alguna vez usado en términos despectivos, termine siendo, siempre sí, el nombre de la alianza que registren oficialmente. Porque para allá van: a oficializar, con las reglas de la democracia, su alianza electoral para el año próximo.
¿Qué los llevó a descararse? Supongo que la desesperación por sus magros resultados y el anticipo del derrumbe que viene. La imperiosa necesidad de unirse para encarar en un frente común la debacle que a toda luces les viene encima. Cada día que ven aproximarse el 6 de junio de 2021, son como si un dinosaurio hubiera elevado la vista al cielo nocturno unas semanas antes del impacto del cometa que prácticamente los borró de la Tierra y lo hubiera visto crecer todas las noches hasta el día del mortífero encuentro.
¿Son las alianzas de extremos malas por sí mismas? Técnicamente no, cuando se lucha por un bien común o una defensa del legítimo interés del pueblo. Inolvidables resultan en 1988 Cuauhtémoc Cárdenas y Manuel J. Clouthier, de izquierda y de derecha, olvidando sus diferencias para defender a la democracia contra el fraude electoral. Sin ir muy lejos, aquí en el Congreso de Veracruz hemos logrado votaciones por unanimidad en temas que rebasaban la agenda de partidos y suponían un bien común para veracruzanas y veracruzanos.
Pero la alianza que nos ocupa no es de esas. Es una alianza para tratar de pepenar lo que sea, por salvar sus accesos al presupuesto, por acomodarse en las nóminas, por mantener sus posiciones y privilegios a sabiendas de que cada quien por su lado tiene más difícil dicha tarea.
Y no es que juntos lleven la de ganar. Como ya dije, en su momento el pueblo los votó con v chica y, después, cuando se dio cuenta de cómo eran –y resultó que eran lo mismo- los terminó por botar con b grande. PRI, PAN y PRD tuvieron su oportunidad y la echaron a perder. Tuvieron la confianza y la traicionaron. Al pueblo no se le ha olvidado cómo dejaron a Veracruz y dudo mucho que se le olvide en ocho meses.
Juan Javier Gómez Cazarín
Diputado local del Congreso de Veracruz, presidente de la Junta de Coordinación Política.