Las Grandes Aguas

Parlamento Veracruz
*Juan Javier Gómez Cazarín*

¿Por qué nos urge la Reforma Eléctrica que propone el Presidente Andrés Manuel López Obrador? Déjenme que les cuente algo.

Recuerdo una película, que también fue telenovela, de cuando yo estaba en la Secundaria: “Las Grandes Aguas”, basada en un libro de Luis Spota, donde retratan el esfuerzo, casi heroísmo, de los trabajadores a cargo de construir la presa Miguel Alemán. En plena selva, en la década de 1950, sin tecnología moderna, sin caminos transitables, asediados por el calor, la humedad, el dengue, el paludismo, las serpientes y todas las amenazas imaginables de ese entorno natural.

Aunque se encuentra en Oaxaca, la presa Miguel Alemán tiene un vínculo muy cercano a Veracruz porque regula el flujo del Río Tonto, que tributa sus aguas al Papaloapan y que, de esa manera, riega nuestra hermosa región de la Cuenca.

Hasta la fecha, la presa Miguel Alemán produce electricidad limpia -limpísima, diría yo- porque no usa combustibles, sino la fuerza del agua en su caída.

Desde su inauguración, la Presa Miguel Alemán -como otras que existen en nuestro país- fue un orgullo de la CFE y de México en su esfuerzo modernizador de mediados del siglo pasado.

Claro, no había en esa época neoliberales a la vista. Llegarían algunas décadas después, siendo una especie Rey Midas pero al revés. Aquel convertía en oro todo lo que tocaba, los neoliberales se encargaron de que todo lo que tocaban se hiciera… ¿qué les digo?

Durante décadas México fue capaz de producir energía eléctrica y, con mayor o menor esfuerzo, distribuirla eficazmente por todo el país, cobrándola a precios muy razonables a la gente y a las empresas.

Los neoliberales permitieron la llegada de empresas privadas extranjeras para que nos “ayudaran” a generar electricidad. Construyeron instalaciones con dinero prestado por el propio Gobierno y firmaron contratos para obligarlo a comprarles a ellos la energía más cara, de por vida.

No sólo eso: los mismos contratos obligan a la CFE a comprarle electricidad primero a ellos, dejando en segundo plano a la electricidad que se produce en instalaciones propias, como la presa Miguel Alemán. Si la necesidad de consumo es menor a la electricidad que producen, no importa, les tenemos que comprar la producción completa. Y la que les sobra –porque no se consumió, pero sí se las pagamos-, ellos la pueden volver a vender a empresas privadas –sí, la venden dos veces-.

No sólo parece el robo perfecto. Lo es.

Por eso nos urge la Reforma Eléctrica. Para detener este atraco a la Nación, que es lo mismo que decir a todas y todos nosotros.

*Diputado Local. Presidente de la Junta de Coordinación Política.

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